separacion-articuloSe trata de una respuesta emocional en la que el niño manifiesta angustia cuando tiene que separarse de sus padres. Esta manifestación es completamente normal en los bebés, alrededor de los 8 meses de edad.

Este trastorno es uno de los más comunes en los niños, estando su prevalencia entre un 2,4 y un 5,4%. Tiende a ser más frecuente en las niñas y en niños pequeños más que en los adolescentes. La mayor frecuencia de este trastorno ocurre entre los 7 y los 9 años de edad, aunque también puede presentarse en edades más tempranas.

A nivel corporal, los niños expresan la ansiedad en forma de dolores de barriga o dolores de cabeza. También rechazan estar solos y no quieren dormir solos. Otros síntomas frecuentes son el rechazo de dormir fuera de casa y las pesadillas relacionadas con el abandono, enfermedad o muerte de los padres. La negativa a ir al colegio también es un problema común de estos niños.

Los niños con este problema son descritos como inseguros y con mucha necesidad constante de atención. Las manifestaciones y síntomas de este trastorno varían en función de la edad del niño, los niños más pequeños en forma de quejas somáticas y los más mayores con verbalizaciones acerca de sus preocupaciones.

El inicio del trastorno puede ser agudo o insidioso. El problema se manifiesta de una forma aguda cuando hay un desencadenante claro como la enfermedad o muerte de un familiar o un cambio de colegio o de barrio.

Las causas de este trastorno están relacionadas con factores como el temperamento del niño, la neurobiología, el estilo parental y el vínculo entre los padres y el niño. En este sentido, los niños inhibidos y temerosos tienen mayor riesgo de presentar este problema. También los niños con vínculo inseguro con sus padres tienen mayor probabilidad de presentar el trastorno durante la infancia y la adolescencia. Asimismo, los hijos de padres con trastornos de ansiedad tienen mayor tendencia a presentar problemas de ansiedad. Por último, el estilo de crianza ansioso y el control parental están relacionados con este trastorno. Un control excesivo y la sobreprotección de los padres pueden significar en el niño que éste crea que el mundo es un lugar peligroso.

En cuanto al tratamiento, la terapia de tipo cognitivo-conductual y los psicofármacos, han demostrado ser los tratamientos más eficaces. La terapia psicológica se centra en la educación afectiva, el uso de técnicas cognitivas, las intervenciones con exposición gradual con refuerzos y la técnica de relajación.

Si ha observado que su hijo presenta una preocupación o miedo excesivo cuando anticipa la separación, tiene quejas somáticas, llantos ante la separación y pesadillas relacionadas con el abandono o pérdida de los padres, consulte con el equipo de psicología infanto-juvenil del Nen Déu.

Anaïs Barcelona Esteban
Psicóloga infanto-juvenil – col. 16.183